jueves, 3 de agosto de 2017

Siglo XXI y un 10 % más luego de... cuántos años?

Llama la atención cuando por un lado en la empresa (por ejemplo donde trabajo) dicen que las cosas están difíciles, complicadas, pero por otro dan muestras de crecimiento en sus negocios y es tan así, que promueven directivos de alto rango a puestos superiores, en virtud al desempeño demostrado, al trabajo desarrollado y por haber contribuido con ese crecimiento.
Algo así como un premio y una apuesta a que si se les da mayores oportunidades de crecer, no la desperdician. Demuestran una ambición tal que a sus superiores los entusiasma sobremanera. Son competitivos al extremo. Han aprendido diversas maneras de seducir a los grupos humanos que manejan, a eso se le llama liderazgo, los alientan a tomar riesgos y medidas "difíciles", las cuales muchas veces significan desvincular empleados. Todo esto si eleva las estadísticas, mucho mejor. 
De acuerdo a esta visión, ellos contribuyen positivamente al crecimiento de la empresa y de los negocios de la empresa. Esto significa claramente que la empresa gana más dinero, gracias a la gestión y el desempeño de estos directivos y como la rueda del capitalismo no debe detenerse, son premiados con puestos más altos para que la empresa pueda seguir ganando cada vez más. Pues es el único fin de una empresa, que le vaya cada vez mejor en sus negocios, se expanda, se diversifique y gane más y más dinero.
Permanentemente toman decisiones orientadas a un desempeño más óptimo, a un ajuste de sus costos, de sus finanzas para poder hacer cada vez más rentable el negocio. Todas las voluntades deben estar orientadas hacia la misma dirección, no pueden permitirse desvíos, distracciones, intrigas, todo aquel que así no lo entendiera, no tiene nada que hacer en la empresa. El propio sistema se encarga de purgar a aquellos elementos que no sean productivos y leales al mismo.
Hay permanentes reuniones tendientes a dejar en claro el rumbo ideológico de la empresa. En todos los niveles esto es necesario para poder mantener un espíritu de cuerpo. Se llevan adelante otras acciones que van en la misma dirección. Fomentan la identidad de la empresa y quienes pertenezcan a ella. De abajo hacia arriba es directamente proporcional el compromiso hacia la empresa. Cuanto más cerca de la cumbre se esté, más convencido están de su rol en la estructura de la empresa, cuanto más abajo, menos seguros estamos del mismo. Cuanto más abajo estemos, más inestable es nuestra situación también, debemos agregar. Cuanto más arriba se esté en esta cadena, más grande son los beneficios, premios, reconocimientos, recompensas, retribuciones, gratificaciones, incentivos, como quiera llamarse. Cuanto más abajo, todo esto, llamemos como lo llamemos, se transforma en una broma. 
La democracia aparentemente existe como una forma de gobierno civil. Con sus matices por supuesto.
Dentro de una empresa, donde la dirección de la misma recae muchas veces en miembros de una misma familia, históricamente se van sucediendo por herencia de unos a otros miembros. Por supuesto que hay un directorio, que muchas veces también está formado por miembros de esa misma familia, que fiscaliza en cierta medida, las decisiones de la cabeza. Y así hacia abajo se desgrana el difuso y profuso árbol de las jerarquías. Cuanto más negocios abarque una empresa, más amplias son las ramas de ese árbol. 
El gobierno de esa empresa por supuesto maneja sus decisiones dentro de un muy cerrado círculo de poder. Aquellos que somos apenas peones de este intrincado y gigantesco ajedrez, no tenemos las menor idea del rumbo que llevan adelante aquellos encumbrados ejecutivos. Por eso se entiende que luego de varios años de mantenerse una paupérrima cifra, como premio adicional por el "esfuerzo" de los vendedores, a alguien dentro de esa enmarañada cumbre jerárquica, se le ha ocurrido subir el monto un diez por ciento (10 %). Seguramente tal decisión llevó horas tomarse porque significaría un notable detrimento del "ajustado" presupuesto que manejan aquellos altos ejecutivos, por supuesto es más rentable contratar a una megaestrella de la canción para encabezar una campaña publicitaria, que alentar de un modo mas contundente, a aquellos que día a día, anonimamente le ponen el hombro a la empresa y que nada saben de los lineamientos de la misma. Porque solo saben que si no trabajan, no comen. Porque hasta temen enfermarse por miedo a perder el trabajo. Que viven día a día situaciones injustas por ese mismo temor. Que no son ignorantes y que así parecieran ser tratados muchas veces.
La(s) empresa(s) nunca deja(n) de crecer. Y muchas veces quieren hacer creer que están en peligro. Amenazan con traslados, cierres y finalmente despidos, porque no ganan lo que sus proyecciones dicen que tienen que ganar. Esto es así por más que sus eruditos y CEOs quieran hacer creer a los empleados. 
Hacía cierto tiempo que no escribía. Hoy he vuelto con esta reflexión tan necesaria para mi salud mental. Porque todo el tiempo veo, percibo situaciones injustas para mi y mis compañeros. Y siento que a nadie le importa, que nadie hace nada y que la respuesta es invariablemente la misma: "y que le vamos a hacer... agradezcamos que tenemos trabajo." Cuando en realidad es el empresario el que debiera comenzar a agradecer y reconocer como es debido, más allá de mezquinas "paritarias salariales", la calidad de quienes son los verdaderos sostenes de  una empresa, los empleados sin cargo alguno, aquellos que la mantienen limpia, segura, ordenada, que son la cara visible de la empresa ante el público, aquellos que guardan y resguardan los "bienes" de la empresa. Imagínese un día completo sin ninguno de estos integrantes anónimos de una empresa. ¿Cómo sería que no haya quien abriera las puertas, que no haya nadie para recibir a los clientes, que nadie esté para ordenar, limpiar, responder preguntas y asistir a los clientes? Podrá un gerente, un jefe, una jefa limpiar un baño? Podrá uno de esos gerentes corporativos y regionales, de mucho título y jerarquía, cobrar y sonreír a los clientes durante 6 u 8 horas? ordenar y reponer mesas y mesas y mesas de prendas? responder durante 12 horas cualquier tipo de pregunta de los clientes? Podrá entregar productos en el menor tiempo posible? Podrá ser productivo en la línea de cajas? Podrá ofrecerle un seguro de compra al cliente? Podrá gestionar rápidamente el cambio de un producto? Será capaz de tolerar solo 30 o 45 minutos de descanso, para luego continuar haciendo lo mismo que hacía una y otra vez? Y así hasta el cierre de la jornada laboral y sabiendo que al día siguiente será exactamente así... con sus matices por supuesto. 
Yo creo sinceramente que nada de esto pasa por esas cabezas en ningún momento, porque sería sinceramente una pesadilla para ellos. Si tuvieran real conciencia del trabajo que hacemos aquellos anónimos empleados, sería tal vez un poco más considerados. 
Pero algo así no les pasaría jamás por la cabeza ya que están demasiado ocupados en diseñar el rumbo de la empresa. Y sabemos que eso lo harían a cualquier costo, caiga quien caiga. La rueda no debe detenerse jamás.
Buenas noches.