jueves, 2 de junio de 2022

Mi Pequeña Tienda de Arte

El año 2020 quedará en la memoria de todos quienes lo hemos transitado de la mejor o peor manera. Nos ha sucedido de todo y no voy a enumerar lo que cada uno ya sabe, siente en su interior o que le ha costado.

Para mí el 2020, más allá de la pandemia, de la pérdida de seres queridos o de la personal pérdida del trabajo, significó un reencuentro muy personal e íntimo, con una parte mía que no recordaba. Un reencuentro con mi propia historia familiar. Un redescubrimiento de habilidades que no recordaba tener. Sencillamente me encontré nuevamente utilizando herramientas y volví a encontrarme con la madera como materia prima de un sueño que comenzó a gestarse por aquellos días. Volvieron a mí las imágenes que aún tenía de mí mismo, de muy chico, jugando en una carpintería en la cual trabajaba uno de mis tíos. Allí fui aprendiendo, sin saberlo, los rudimentos de uno de los oficios más viejos del mundo: la carpintería. Y se metió para siempre en mi memoria el olor de la madera, la textura, la suavidad o aspereza que podían darnos. Aserrín y viruta en la ropa, el pelo, las manos. Todo eso fue volviendo desde que fui haciendo poco a poco realidad el sueño de mi Pequeña Tienda de Arte.

Hoy recorriendo el difícil camino del artesano, con sueños y pretensiones artísticas, vuelvo a conjugar todos esos saberes que tenía tal vez dormidos y que ahora combino con la pintura, el dibujo, el diseño. Realmente la imaginación no tiene límites, apuesto todo a la creatividad de la que dispongo para hacer día a día realidad mi emprendimiento artístico, que estoy absolutamente consciente está gateando todavía.
Pocas cosas fui teniendo en claro desde el principio, una de ellas era que tenía que ver y mucho con el reciclado de la madera y fui entendiendo poco a poco, que, en la reutilización de maderas descartadas por otros, estaba el origen de todo lo que fuera a hacer. Cuando digo que la imaginación no tiene límites, no me equivoco o también puedo decir que el límite de mi creatividad es mi propia imaginación. Cientos, miles de objetos están ahí esperando para ser construidos a partir de pedazos, aparentemente inservibles de madera, que yo puedo volver a utilizar, a re-significar en otro objeto, porque a partir de técnicas artísticas como el collage, el ensamblaje, me permiten y me dan lugar a jugar con formas, con volúmenes, con colores, por supuesto. Y al final el objeto construido con madera, la vieja y querida madera.
Hoy siento que hay tantos objetos por construir, objetos utilitarios o decorativos, objetos que son hechos para la contemplación y que nos cuentan historias. Porque de eso se trata de dejar una huella con forma de historia y que hoy cuando una persona decide llevarse uno de esos objetos, me está dando, sin decírmelo, la razón de que debo continuar soñando para que más objetos puedan seguir ese camino.