miércoles, 23 de diciembre de 2020
El año de la pandemia.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Hacer lo que te gusta.
De vez en cuando,
debería dejar por escrito algunas de mis sensaciones, para poder leerlas alguna
vez y recordar el momento que las originó.
Realmente cuando se
desea algo fervientemente, con sinceridad, con amor, con pasión por eso, con
una casi ilógica confianza y creencia, no hay otro camino más que eso deseado,
simplemente aparezca frente a uno. En este camino de aprendizajes iniciado hace
tanto tiempo, aún cuando todavía no sabía que lo había iniciado o que no me
quedaba del todo claro que lo había iniciado, o siquiera que había frente a mi
camino alguno, mi vida, mi ser, fue experimentando cambios imperceptibles que
me fueron preparando para lo que iba a sucederme irremediablemente. Tantas
preguntas entonces sin respuesta, hoy se van iluminando poco a poco y me
inundan de una felicidad extrema, una felicidad emocionante que me hace sentir
inmensamente afortunado, por ser quien soy y por estar donde y con quienes.
Cada nuevo paso, cada nuevo día y a pesar de todo lo que nos deja un sabor
amargo, voy experimentando una especie de libertad consciente. No es una
felicidad boba, sin sentido, si no muy por el contrario, es una felicidad que
sabe el por qué.
Si bien los pasos son
pequeños, casi imperceptibles muchas veces (casi siempre), diría como las
agujas del reloj, cuyo movimiento casi no notamos, pero que sin embargo ahí
están, moviéndose sin cesar, todo el tiempo, infinitamente, mis pasos me han
traído a este momento único e irrepetible, donde como dije, me va colmando una
felicidad emocionante, de descubrimientos permanentes donde todo cobra sentido,
un sentido muchas veces retrospectivo, que es algo así como la sensación de que
el Universo me va dando pequeñas (pero necesarias) palmaditas al hombro, para
decirme en un lenguaje mágico: seguí adelante, vos podes ser todo lo que
quieras y ciertamente mereces.
Enumerar las acciones,
las circunstancias, las personas, los momentos que han motivado que yo esté
aquí right here, right now sería
largo, un poco aburrido (porque a veces sencillamente no sucede nada, o sí) y
tal vez se pierda el sentido de lo que quiero decir, pero trataré de decirlo
con el ejemplo mismo de mi vida.
Podría comenzar
diciendo que en mi vida el arte ha tenido un camino arduo por no ser reconocido
por mí mismo, más que como un pasatiempo, un hobby, cuando en realidad debí
haberlo abrazado inmediatamente cuando tomé contacto con las primeras expresiones
artísticas. Siempre dudé de mí mismo y lo que podía ser capaz, de lo que yo
mismo podía generar. Vamos que no es que hoy tenga todo claro frente a mí, pero
este año, el haber estado tanto tiempo en casa con motivos de la pandemia y la
suspensión temporal en mi trabajo. Me permitió volver a acercarme a esa parte
de mí. Me permitió reconocer el origen de mi forma de ver y sentir lo
artístico. Hoy debo decir que tengo en mi todo el tiempo pensamientos,
razonamientos, reflexiones, ideas en torno a lo artístico. De hecho hoy en mi
casa (y hace algún tiempo ya) tengo colgados pinturas mías, he regalado algunas
a algunos familiares y amigos, pero siempre con un dejo de modestia, de pudor,
como de vergüenza y no sé por qué. Hace tiempo vengo experimentando desde lo
técnico con materiales y soportes, inicié y dejé trunca una carrera terciaria,
hice y deshice talleres de fotografía buscando, siempre buscando algo más. Y la
escritura que también siempre me acompañó, me fue sirviendo para tratar de
mediar, de entender, de pensar estas cuestiones en mi vida. Sin dudas todo esto
me apasiona, pero no alcanza. Como dije, tuve el tiempo suficiente en medio de
este hecho inédito de aislamiento social por tanto tiempo, que más allá que
haya perdido mi trabajo, de seguir cuestionándome a mí mismo sobre que debería
hacer conmigo y mi arte. Y he llegado a la conclusión de que quiero (o
quisiera) vivir de mi arte. Como sea. Pero sé que no alcanza, o al menos no de
la manera concreta que me alcanzaba con el empleo común y corriente, que dejé
de tener hace un par de meses. O sea dicho más llanamente, hay que seguir
pagando cuentas.
Desde hace un tiempo
y siguiendo con mi cuestión experimentativa en cuanto a lo artístico, empecé a
trabajar con materiales que podríamos llamar de descarte: trozos de madera,
alambre, clavos, tornillos y otros objetos metálicos pequeños, a eso les fui
agregando de acuerdo a mi criterio, color para construir nuevos objetos. Esto
no es novedoso, obviamente, pero puedo decir que si bien artistas cuya
especialidad es por ejemplo (y por llamarla de alguna manera) el retrato, cada
uno tiene una particularidad, un estilo que hace que esos retratos sean únicos.
Quiero decir en mi caso que luego de ver que muchos artistas, sobre todo a
partir del siglo XX, han trabajado desde la construcción de sentido a partir de
materiales de origen natural o industrial, para resignificar una idea, un
concepto a partir de su particular visión, me he sentido inspirados en ellos
para mis propias obras y concepto. Grandes artistas me han servido de guía para
poder construir las pequeñas piezas que hago. Están aquellos artistas
consagrados y que al menos de nombre son muy conocidos mundialmente, pero
también hay un ejército de artistas que trabajan incansablemente desde el
anonimato y que también considero absolutamente talentosos y de los cuales he
aprendido mucho (sigo aprendiendo, me fascina). Y esta es la razón por la cual
no menciono aquellos nombres conocidos, por respeto a los que no han sido “bendecidos”
por las luces del éxito comercial (tan necesario en nuestra sociedad).
La vida de todos esos
artistas me inspira permanentemente, si hay una época, una corriente artística
que ha dejado una huella profunda en las generaciones siguientes, que ha dejado
abierta las infinitas posibilidades artísticas actuales y por venir, es a mi
modesto juicio, el impresionismo. Los anteriores movimientos y corrientes,
considero, fueron absolutamente necesarios para llegar al impresionismo, pero
creo fervientemente que los impresionistas fueron bisagra fundamental para
poder comprender todo lo que vino después, por decirlo de alguna manera, han
sido ellos quienes cambiaron las reglas de juego para todo el arte que vino a
partir del siglo XX. Insisto en lo personal y subjetivo de mi pensamiento, pero
sería una voz más en el concierto de voces que hablan de arte. Y siento que
puede ser tan válida como cualquier otra.
Pero no quería
ahondar tanto en estas cuestiones tan técnicas, sino más bien decir que en este
tiempo de aislamiento que decidí llamar #cuarentenacreativa pude desarrollar y
construir objetos varios a partir de los elementos mencionados anteriormente.
Dándoles mi propia impronta de autor, porque lo que en definitiva soy es eso:
un autor, un artista. Y me ha costado, me cuesta dar a conocer mi trabajo, mi
manera de ver el mundo, mi forma de expresarme a través de esos personajes que
fui creando, de esos objetos únicos y particulares.
Con respecto a dar a
conocer mi trabajo, ha sido un tanto difícil para mí ya que no tengo un manejo
muy fluido de las redes sociales, espacios absolutamente necesarios a esta
altura de la vida para todo aquel que quiera difundir lo que hace y lo que yo
hago, también necesita de esa difusión. Además de autor y artista, también me
considero emprendedor, ya que me estoy haciendo cargo de la difusión y venta de
mi propia obra, entonces por eso el espacio ideal es una feria de emprendedores
donde yo puedo darme a conocer. Decidí encarar esta parte del camino, de esta
manera, como un artista emprendedor. Y es por eso que el próximo domingo 20 de
diciembre del corriente y no tan corriente año 2020, voy a participar de una. Y
luego de una sucesión de circunstancias, tras las cuales y luego de consultar
como participar y con la advertencia de no tener la seguridad de participar, un
finde anterior atravesado por lluvias y tormentas, la inseguridad de poder
participar y la confirmación ayer mismo de que finalmente participaría, es que
puedo expresar una vez más mi agradecimiento infinito al Universo.
Definitivamente para empezar a caminar hay que dar un primer paso. Dicho esto,
insisto en la creencia de que cuando uno desea realmente algo, con el alma, el
corazón, absolutamente convencido de lo que está haciendo, simplemente sucede.
Hacer lo que te gusta, es un camino lleno de obstáculos que no podríamos nunca dejar de andar. Yo a mis 55 años, estoy comenzando a entenderlo, más vale tarde que nunca. Me acuesto y me levanto cada día pensando que hacer, como hacerlo, divago sobre formas, colores, materiales y soportes. Siento que mientras pueda seguir así, estaré bien, mientras mis pensamientos persigan esas ideas, mientras mi creatividad siga viva, mientras la imaginación no se detenga, habrá vida por delante que valga la pena ser vivida. Y por supuesto seguir siendo feliz por el camino elegido, en la compañía de mis seres amados, ya que sin ellos, nada de lo anterior hubiera sido posible o valdría la pena.
miércoles, 2 de diciembre de 2020
Carta de amor a mi futuro ser en el trabajo.
La vida da oportunidades y a veces es una sucesión de ellas, aunque no siempre las veamos porque estamos demasiado ocupados quejándonos. Seguramente hemos oído muchas veces que las crisis son oportunidades. Pero cuando nos sucede a nosotros comenzamos con un ciclo de quejas y autocompasión, muy negativo. Pero hay que romper con eso, hay que salir del “agujero interior”…
Lo importante es lo
que somos como personas. Lo importante es lo que construimos, la impronta que
queremos dejar en este mundo. La huella que estamos llamados a dejar. Siento
positivamente que estamos en esta vida para decir: aquí estamos. Y la huella que yo quiero dejar en este lugar es a
través del Arte. Sin dudas, si alguien me preguntara como quisiera ser
recordado, respondería que me gustaría ser recordado como un artista inquieto. Desde que tengo uso de
razón lo artístico estuvo en mi vida. Siendo muy chico, recuerdo a mi papá
pintando al óleo, cuando él volvía de trabajar. Los olores a trementina, aceite
de lino, óleo quedaron en mi memoria olfativa y emotiva, y me marcaron a fuego.
Fueron mi puerta de entrada al mundo artístico, sin saberlo, obviamente. Fueron
el descubrimiento de un mundo posible. Encontré en la expresión artística, una
nueva forma de comunicarme, de apasionarme por algo. Claro que todo fue
sucediendo lentamente, no fue inmediato. Al camino del arte lo recorrí en
distintos tramos, escribiendo, dibujando, pintando, recortando y pegando,
fotografiando, todo era válido, experimenté y mucho, por mis propios medios,
hice mucho ensayo y error. Todo era ir descubriendo poco a poco y para eso hice
cursos, talleres, inicié carreras, busqué libros, discos, miré películas, leí
las historias de los artistas, vi películas sobre ellos, leí libros sobre
ellos, absorbí todo cuanto pude sobre artistas diferentes: pintores,
escultores, músicos, poetas, novelistas, fotógrafos, en fin, cuanto más
conocía, más quería conocer. Ver las similitudes o diferencias entre ellos.
Conocer detalles de esas vidas, de sus obras, de sus tormentos. Todos eran
seres humanos atravesados por pasiones y miserias, dolores y triunfos, eran
seres que en muchos casos no supieron ser otra cosa que lo que fueron. Y lo
mejor de todo es que sus vidas están ahí, perpetuadas a través de sus obras, de
su legado y hoy son, al menos para mí, un faro en medio de la oscuridad. Y por
eso quiero emprender finalmente y de manera definitiva este camino, el camino a
través del arte.
A lo largo de mi vida
me desempeñé en muchos empleos, suponiendo que serían por un tiempo, que eran
necesarios para mantenerme a mí mismo por un tiempo y para mí familia más
adelante. De todos adquirí la experiencia necesaria para dar el paso siguiente,
de todos me llevé el recuerdo de muchas
personas y de todos aprendí un poco más sobre mí y también de la vida, pero
fundamentalmente aprendí de mí mismo. Es tal vez lo más valioso que nos queda,
aquello que vivimos junto a otras personas, que transitan nuestro mismo camino,
por un tiempo.
La vida es
aprendizaje, sigo aprendiendo, he aprendido a soltar, no sin dificultad, cuando
fue necesario, para estar liviano, para poder continuar el camino y seguir
aprendiendo. Y es por esto que puedo detenerme un momento y ver el camino que
me trajo hasta aquí. Pero también vislumbrar el porvenir, es un punto de inicio
para lo que resta y quiero que sea a través del arte, porque se positivamente
que así quiero que me recuerden, como aquel tipo que a pesar de todo, hizo lo
que lo hacía feliz. Es mi deseo personal para mí, pero también lo es para quien
se tome uno o dos minutos para leer este manifiesto.