miércoles, 2 de diciembre de 2020

Carta de amor a mi futuro ser en el trabajo.

 

La vida da oportunidades y a veces es una sucesión de ellas, aunque no siempre las veamos porque estamos demasiado ocupados quejándonos. Seguramente hemos oído muchas veces que las crisis son oportunidades. Pero cuando nos sucede a nosotros comenzamos con un ciclo de quejas y autocompasión, muy negativo. Pero hay que romper con eso, hay que salir del “agujero interior”…

Lo importante es lo que somos como personas. Lo importante es lo que construimos, la impronta que queremos dejar en este mundo. La huella que estamos llamados a dejar. Siento positivamente que estamos en esta vida para decir: aquí estamos. Y la huella que yo quiero dejar en este lugar es a través del Arte. Sin dudas, si alguien me preguntara como quisiera ser recordado, respondería que me gustaría ser recordado como un artista inquieto. Desde que tengo uso de razón lo artístico estuvo en mi vida. Siendo muy chico, recuerdo a mi papá pintando al óleo, cuando él volvía de trabajar. Los olores a trementina, aceite de lino, óleo quedaron en mi memoria olfativa y emotiva, y me marcaron a fuego. Fueron mi puerta de entrada al mundo artístico, sin saberlo, obviamente. Fueron el descubrimiento de un mundo posible. Encontré en la expresión artística, una nueva forma de comunicarme, de apasionarme por algo. Claro que todo fue sucediendo lentamente, no fue inmediato. Al camino del arte lo recorrí en distintos tramos, escribiendo, dibujando, pintando, recortando y pegando, fotografiando, todo era válido, experimenté y mucho, por mis propios medios, hice mucho ensayo y error. Todo era ir descubriendo poco a poco y para eso hice cursos, talleres, inicié carreras, busqué libros, discos, miré películas, leí las historias de los artistas, vi películas sobre ellos, leí libros sobre ellos, absorbí todo cuanto pude sobre artistas diferentes: pintores, escultores, músicos, poetas, novelistas, fotógrafos, en fin, cuanto más conocía, más quería conocer. Ver las similitudes o diferencias entre ellos. Conocer detalles de esas vidas, de sus obras, de sus tormentos. Todos eran seres humanos atravesados por pasiones y miserias, dolores y triunfos, eran seres que en muchos casos no supieron ser otra cosa que lo que fueron. Y lo mejor de todo es que sus vidas están ahí, perpetuadas a través de sus obras, de su legado y hoy son, al menos para mí, un faro en medio de la oscuridad. Y por eso quiero emprender finalmente y de manera definitiva este camino, el camino a través del arte.

A lo largo de mi vida me desempeñé en muchos empleos, suponiendo que serían por un tiempo, que eran necesarios para mantenerme a mí mismo por un tiempo y para mí familia más adelante. De todos adquirí la experiencia necesaria para dar el paso siguiente, de todos  me llevé el recuerdo de muchas personas y de todos aprendí un poco más sobre mí y también de la vida, pero fundamentalmente aprendí de mí mismo. Es tal vez lo más valioso que nos queda, aquello que vivimos junto a otras personas, que transitan nuestro mismo camino, por un tiempo.

La vida es aprendizaje, sigo aprendiendo, he aprendido a soltar, no sin dificultad, cuando fue necesario, para estar liviano, para poder continuar el camino y seguir aprendiendo. Y es por esto que puedo detenerme un momento y ver el camino que me trajo hasta aquí. Pero también vislumbrar el porvenir, es un punto de inicio para lo que resta y quiero que sea a través del arte, porque se positivamente que así quiero que me recuerden, como aquel tipo que a pesar de todo, hizo lo que lo hacía feliz. Es mi deseo personal para mí, pero también lo es para quien se tome uno o dos minutos para leer este manifiesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario