miércoles, 16 de diciembre de 2020

Hacer lo que te gusta.

De vez en cuando, debería dejar por escrito algunas de mis sensaciones, para poder leerlas alguna vez y recordar el momento que las originó.

Realmente cuando se desea algo fervientemente, con sinceridad, con amor, con pasión por eso, con una casi ilógica confianza y creencia, no hay otro camino más que eso deseado, simplemente aparezca frente a uno. En este camino de aprendizajes iniciado hace tanto tiempo, aún cuando todavía no sabía que lo había iniciado o que no me quedaba del todo claro que lo había iniciado, o siquiera que había frente a mi camino alguno, mi vida, mi ser, fue experimentando cambios imperceptibles que me fueron preparando para lo que iba a sucederme irremediablemente. Tantas preguntas entonces sin respuesta, hoy se van iluminando poco a poco y me inundan de una felicidad extrema, una felicidad emocionante que me hace sentir inmensamente afortunado, por ser quien soy y por estar donde y con quienes. Cada nuevo paso, cada nuevo día y a pesar de todo lo que nos deja un sabor amargo, voy experimentando una especie de libertad consciente. No es una felicidad boba, sin sentido, si no muy por el contrario, es una felicidad que sabe el por qué.

Si bien los pasos son pequeños, casi imperceptibles muchas veces (casi siempre), diría como las agujas del reloj, cuyo movimiento casi no notamos, pero que sin embargo ahí están, moviéndose sin cesar, todo el tiempo, infinitamente, mis pasos me han traído a este momento único e irrepetible, donde como dije, me va colmando una felicidad emocionante, de descubrimientos permanentes donde todo cobra sentido, un sentido muchas veces retrospectivo, que es algo así como la sensación de que el Universo me va dando pequeñas (pero necesarias) palmaditas al hombro, para decirme en un lenguaje mágico: seguí adelante, vos podes ser todo lo que quieras y ciertamente mereces.

Enumerar las acciones, las circunstancias, las personas, los momentos que han motivado que yo esté aquí right here, right now sería largo, un poco aburrido (porque a veces sencillamente no sucede nada, o sí) y tal vez se pierda el sentido de lo que quiero decir, pero trataré de decirlo con el ejemplo mismo de mi vida.

Podría comenzar diciendo que en mi vida el arte ha tenido un camino arduo por no ser reconocido por mí mismo, más que como un pasatiempo, un hobby, cuando en realidad debí haberlo abrazado inmediatamente cuando tomé contacto con las primeras expresiones artísticas. Siempre dudé de mí mismo y lo que podía ser capaz, de lo que yo mismo podía generar. Vamos que no es que hoy tenga todo claro frente a mí, pero este año, el haber estado tanto tiempo en casa con motivos de la pandemia y la suspensión temporal en mi trabajo. Me permitió volver a acercarme a esa parte de mí. Me permitió reconocer el origen de mi forma de ver y sentir lo artístico. Hoy debo decir que tengo en mi todo el tiempo pensamientos, razonamientos, reflexiones, ideas en torno a lo artístico. De hecho hoy en mi casa (y hace algún tiempo ya) tengo colgados pinturas mías, he regalado algunas a algunos familiares y amigos, pero siempre con un dejo de modestia, de pudor, como de vergüenza y no sé por qué. Hace tiempo vengo experimentando desde lo técnico con materiales y soportes, inicié y dejé trunca una carrera terciaria, hice y deshice talleres de fotografía buscando, siempre buscando algo más. Y la escritura que también siempre me acompañó, me fue sirviendo para tratar de mediar, de entender, de pensar estas cuestiones en mi vida. Sin dudas todo esto me apasiona, pero no alcanza. Como dije, tuve el tiempo suficiente en medio de este hecho inédito de aislamiento social por tanto tiempo, que más allá que haya perdido mi trabajo, de seguir cuestionándome a mí mismo sobre que debería hacer conmigo y mi arte. Y he llegado a la conclusión de que quiero (o quisiera) vivir de mi arte. Como sea. Pero sé que no alcanza, o al menos no de la manera concreta que me alcanzaba con el empleo común y corriente, que dejé de tener hace un par de meses. O sea dicho más llanamente, hay que seguir pagando cuentas.

Desde hace un tiempo y siguiendo con mi cuestión experimentativa en cuanto a lo artístico, empecé a trabajar con materiales que podríamos llamar de descarte: trozos de madera, alambre, clavos, tornillos y otros objetos metálicos pequeños, a eso les fui agregando de acuerdo a mi criterio, color para construir nuevos objetos. Esto no es novedoso, obviamente, pero puedo decir que si bien artistas cuya especialidad es por ejemplo (y por llamarla de alguna manera) el retrato, cada uno tiene una particularidad, un estilo que hace que esos retratos sean únicos. Quiero decir en mi caso que luego de ver que muchos artistas, sobre todo a partir del siglo XX, han trabajado desde la construcción de sentido a partir de materiales de origen natural o industrial, para resignificar una idea, un concepto a partir de su particular visión, me he sentido inspirados en ellos para mis propias obras y concepto. Grandes artistas me han servido de guía para poder construir las pequeñas piezas que hago. Están aquellos artistas consagrados y que al menos de nombre son muy conocidos mundialmente, pero también hay un ejército de artistas que trabajan incansablemente desde el anonimato y que también considero absolutamente talentosos y de los cuales he aprendido mucho (sigo aprendiendo, me fascina). Y esta es la razón por la cual no menciono aquellos nombres conocidos, por respeto a los que no han sido “bendecidos” por las luces del éxito comercial (tan necesario en nuestra sociedad).

La vida de todos esos artistas me inspira permanentemente, si hay una época, una corriente artística que ha dejado una huella profunda en las generaciones siguientes, que ha dejado abierta las infinitas posibilidades artísticas actuales y por venir, es a mi modesto juicio, el impresionismo. Los anteriores movimientos y corrientes, considero, fueron absolutamente necesarios para llegar al impresionismo, pero creo fervientemente que los impresionistas fueron bisagra fundamental para poder comprender todo lo que vino después, por decirlo de alguna manera, han sido ellos quienes cambiaron las reglas de juego para todo el arte que vino a partir del siglo XX. Insisto en lo personal y subjetivo de mi pensamiento, pero sería una voz más en el concierto de voces que hablan de arte. Y siento que puede ser tan válida como cualquier otra.

Pero no quería ahondar tanto en estas cuestiones tan técnicas, sino más bien decir que en este tiempo de aislamiento que decidí llamar #cuarentenacreativa pude desarrollar y construir objetos varios a partir de los elementos mencionados anteriormente. Dándoles mi propia impronta de autor, porque lo que en definitiva soy es eso: un autor, un artista. Y me ha costado, me cuesta dar a conocer mi trabajo, mi manera de ver el mundo, mi forma de expresarme a través de esos personajes que fui creando, de esos objetos únicos y particulares.

Con respecto a dar a conocer mi trabajo, ha sido un tanto difícil para mí ya que no tengo un manejo muy fluido de las redes sociales, espacios absolutamente necesarios a esta altura de la vida para todo aquel que quiera difundir lo que hace y lo que yo hago, también necesita de esa difusión. Además de autor y artista, también me considero emprendedor, ya que me estoy haciendo cargo de la difusión y venta de mi propia obra, entonces por eso el espacio ideal es una feria de emprendedores donde yo puedo darme a conocer. Decidí encarar esta parte del camino, de esta manera, como un artista emprendedor. Y es por eso que el próximo domingo 20 de diciembre del corriente y no tan corriente año 2020, voy a participar de una. Y luego de una sucesión de circunstancias, tras las cuales y luego de consultar como participar y con la advertencia de no tener la seguridad de participar, un finde anterior atravesado por lluvias y tormentas, la inseguridad de poder participar y la confirmación ayer mismo de que finalmente participaría, es que puedo expresar una vez más mi agradecimiento infinito al Universo. Definitivamente para empezar a caminar hay que dar un primer paso. Dicho esto, insisto en la creencia de que cuando uno desea realmente algo, con el alma, el corazón, absolutamente convencido de lo que está haciendo, simplemente sucede.

Hacer lo que te gusta, es un camino lleno de obstáculos que no podríamos nunca dejar de andar. Yo a mis 55 años, estoy comenzando a entenderlo, más vale tarde que nunca. Me acuesto y me levanto cada día pensando que hacer, como hacerlo, divago sobre formas, colores, materiales y soportes. Siento que mientras pueda seguir así, estaré bien, mientras mis pensamientos persigan esas ideas, mientras mi creatividad siga viva, mientras la imaginación no se detenga, habrá vida por delante que valga la pena ser vivida. Y por supuesto seguir siendo feliz por el camino elegido, en la compañía de mis seres amados, ya que sin ellos, nada de lo anterior hubiera sido posible o valdría la pena. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario