Wilde 10 de febrero de 2021
Querido don Ernesto:
Si bien hace casi diez años que nos
dejó físicamente, su presencia alcanza para cubrir cualquier ausencia aparente.
Pocos argentinos como usted, sintió
y amó tanto a nuestra querida Patria, así con mayúscula como gustaba escribirlo
y que en realidad usted hubiera preferido llamar Matria, por el sentimiento
maternal hacia la tierra que nos vio nacer a nosotros y nuestros ancestros. Tierra
sobre la cual se derramó tanta sangre de hermanos, en pos de la construcción de
una nación, nuestra nación.
Leo y releo sus palabras tratando de
encontrar algún indicio, alguna respuesta, algo entre líneas, que me permita
sobrellevar la carga de la existencia, algo que me permita entender tanto dolor
e injusticia. Repaso las páginas de sus libros una y otra vez, tratando de
encontrar el consuelo ante la inequidad y la indiferencia, de unos contra
otros. Y lo que encuentro son aquellos personajes que poblaron sus novelas,
seres ficticios que nos han demostrado la fragilidad, pero a la vez la
fortaleza, del ser humano. Personajes universales, que, a pesar de todo, eligen
la vida.
Agradezco al Universo haberme
cruzado con sus libros, don Ernesto, agradezco sus amables palabras impresas en
ellos, pero también las manuscritas que me dedicó alguna vez.
Espero esté bien allí, donde esté.
Quiero que sepa que no hay día que pase sin recordarlo. Un abrazo grande y
gracias.
Luis
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