El frío metal indiferente
muerde las manos desnudas
del albañil
que levantado antes que el sol
viaja colgado en trenes y colectivos
buscando el pan, siempre escaso
siempre esquivo
que alimente a sus hijos
que sueñan sueños donde su papá
juega con ellos y ríe a carcajadas
porque en realidad no sueñan con juguetes y computadoras
sino con poder abrazar a su envejecido papá
quien apenas le deja un nudito
en la sábana para decirles que está
aún cuando no está
papá siempre está y los tapa con amor
para que crezcan y tengan sueños
de vidas sin hambre ni ausencias.
En todo esto piensa el albañil
mientras los chicos sueñan sus sueños
de besos y abrazos
mientras el cemento, la cal
se comen sus manos de papá
labrando huellas de injusticia y dolor...
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