miércoles, 27 de mayo de 2015

El sol del 25 viene asomando...

Buenas noches. Hemos celebrado cada quién a su manera, un nuevo aniversario de la Patria. Vivimos, creo yo sin temor a equivocarme, desbordados por información emanada por muchos y variados medios. De acuerdo al nivel cultural, social y económico de cada uno, podemos tomar partido por uno u otro emisor de esa información. Nuestra propia historia y la de nuestros mayores, también influyen en esas elecciones. En fin, supongo que es tema para debatir en un ámbito socio y psicológico. Pero no soy ni lo uno ni lo otro. O un poco de los dos, por qué no.
Pienso que las cosas son percibidas de manera distinta por todos quienes compartimos esta realidad, esta historia y con algunos coincidimos. 
Mientras por un lado los ciudadanos que nos denominamos clase media, comunes y corrientes, asalariados con aspiraciones, padecemos los vaivenes de esta coyuntura histórica, por el otro quienes se disputan el poder y nos gobiernan, de una u otra manera, sobrevuelan nuestra realidad, diciéndonos como estamos, que necesitamos, quienes somos, como vivir, a quienes elegir para poder ser felices o para continuar siendo felices, si aún no nos dimos cuenta de ello. Pero no debemos olvidarnos de quienes no han tenido oportunidades, o que las han perdido, o vaya a saber qué. Me refiero a los desclasados, una palabra anticuada por cierto, pero que me ayuda a describir a gran parte de nuestra población que vive, por decirlo de alguna manera, bajo el ala del estado, ese monstruo gigante que pisa fuerte. Un estado que es bueno y malo a la vez. Un estado que sirve a los propósitos mezquinos de la clase dirigente, sea de la bandera que sea, para perpetuarse en el poder. Nuestro sistema democrático nos "educa" para esto. Así funciona. Y nadie quiere sacar las patas del plato.
Se nos vienen encima las elecciones y son, como se suele decir, otra oportunidad para el cambio o para permanecer igual, o para cambiar algo y así poder seguir igual. Supongo que la revolución es precisamente no cambiar nada y la reacción es precisamente lo contrario.
Los candidatos se muestran sonrientes, familiares, complacientes, eficientes, solícitos para fotografiarse con la gente, simpáticos, ocurrentes, decididos, distendidos, comprometidos, resueltos, absolutamente "convencidos" de sus bases políticas, confiados, concentrados, graciosos, creíbles.
Sin embargo están expuestos como en una singular vidriera, exhibiéndose sin pudor, mostrándonos lo peor de un ser humano, que es capaz de cualquier cosa por una mísera cuota de poder. 
Ya no les importa servirse de símbolos caros al sentimiento popular o nacional, todo le sirve al cambalache electoral; apelar al sentimiento de la forma más berreta, se ha convertido en un método panfletario habitual en la práctica política partidaria. 
Las fechas patrias son excusas para tratar de sostener como pueden su imperio político. Insisto, no importa el origen de sus ideologías, los medios utilizados siempre serán válidos para lograr sus objetivos mediocres, disfrazados de épicas conquistas que han de mantener a cualquier precio. 
El chocolate del 25 ya se enfrió, los diarios y noticieros siguen repitiendo las mismas noticias nuevas una y otra vez.
Mujeres siguen siendo asesinadas en nuestro país. Los pueblos originarios siguen siendo desplazados, torturados, muertos y peor aún: ignorados. La infancia en situación de calle, sigue en la calle. La salud pública está enferma y el diagnóstico no es bueno. La educación pública se ha transformado en una excusa para dirimir cuestiones salariales, a costa de la calidad educativa. O sea la salud y la educación, es de aquellos que pueden pagarla a un alto costo. Las calles se van transformando, a pesar de quienes lo nieguen, en territorios liberados, donde la delincuencia de diverso origen, reina. Y es porque encuentra precisamente espacio para moverse, entre la pobreza, el dolor, la indiferencia, la corrupción, la miseria del hombre... 
Los grandes temas nacionales... ¿cuáles son los grandes temas nacionales? Nunca lo supe.
El tiempo pasa tan rápido, como una noticia en televisión. Tan heterogénea es la vida, como un programa de chimentos baratos, donde pareciera ser más importante quien gana un concurso de baile que saber que sucedió con las adolescentes desaparecidas semanalmente; porque los rostros van cambiando, las familias siguen llorando y las niñas siguen sin aparecer. 
Pero seguimos hablando del superclásico, como seguimos hablando de que se han dicho entre sí los candidatos políticos, como seguimos hablando de realidades falsas, inventadas por la fábrica de todos los sueños estúpidos, que todos soñamos: las bellas amas de casa que solo existen en las publicidades, los hijos que son todos rubios, los maridos que siempre trabajan en oficinas, los abuelos que de tan felices que se ven, podría pensarse que son eternos.
Que las respuestas no llueven, no es nada nuevo. Que para conseguir algo, se debe ser consecuente, tampoco es un descubrimiento de este cronista. Que tampoco sirve quedarse callado si uno piensa distinto, que es necesario ir más allá de lo superficial, aunque duela.
Mañana por la mañana o por la tarde o por la noche, quienes tengan trabajo, irán a trabajar. Muchos regresarán a sus hogares, cansados pero satisfechos, por haber cumplido con su deber, algunos no regresarán y esto no es un golpe bajo, es estadística, es realidad. No es manipulación de la información, es lo que sucede verdaderamente. 
Quienes tenemos un trabajo, un techo, una familia, una escuela donde enviar a nuestros hijos, abrigo, la comida necesaria, tiempo para reflexionar, somos privilegiados. Pero estos logros no deben ser subestimados, ser considerados como ganados para siempre, no debemos dar por sentado absolutamente nada. No, porque debemos pensar en lo efímero de la vida y si la vida, que es un bien infinitamente más valioso, mucho más aquello que consideramos como un logro personal. Expresarse, sí es un bien valioso y lo expresado puede trascendernos. 
Yo agradezco esta posibilidad, la de decir lo que siento más allá de que sea compartido por otras personas. Algunos leerán esto, muchos no. A algunos le gustará a otros no. Pero lo importante es haber podido decir esto que llevo dentro. 
Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario