miércoles, 18 de noviembre de 2015

La lucidez.

Trato de ofrecer el mejor espectáculo
en medio del hedor y la agonía.
Cuesta creer en el siglo XXI
cuando aún el XX estertoriza con un pálido alarido.
Comienzo con mi acostumbrado show
entre gritos desgarrantes que deliran
saturados en alcohol y jeringuillas.
-La lucidez-, tal es el nombre
de mi espectáculo...¿qué es?:
el brillo de una estrella
que está lejos en el cosmos
y nos llega difuso.
Los veo ahí abajo, bailando semidesnudos
al compás de una música que solo escuchan
en sus cabezas rapadas de ideas.
Trato de ser quien debo ser
en mi espectáculo,
debo brindarme a mi público...
sólo puedo encontrarme solo
con la indiferencia...
-La lucidez-
curioso nombre para una obra
la lucidez
resulta ser piel y huesos
de algo que ¿acaso fue?

          -...-
Sólo me veo
solo, con mi sombra.
Continúo con  mi espectáculo
tratando de... brindarme a ellos...
todo es inútil,
nadie sabe que estoy aquí
sobre las tablas, nadie.
El dueño del teatro
                   histérico
                   grita.
Los dueños del teatro
                     histéricos
                     bailan.
El dueño de mí
              ¿dónde está?
Salgo a la calle, a buscar
la lucidez...
-curioso nombre para una obra-.


Nota: Este poema fue escrito a fines de los 90, como verán se refiere aún al siglo XX. Como pasa el tiempo.




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