lunes, 2 de noviembre de 2015

Mi ADN.

Vengo leyendo en redes sociales comentarios de todo calibre con respecto a lo que nos tiene desvelados a todos los argentinos, nuestro futuro gobierno. Pocas veces, desde que yo recuerdo, tengo medio siglo de vida, se ha polarizado tanto la opinión pública respecto. Unos aseguran que son los mismos medios los que han inducido a la población a esto y otros que es el gobierno con sus medidas populistas y anti clase media, los que han logrado esta brecha.
Una de cal y otra de arena, no hay buenos de un lado y malos del otro. Cada uno ha llevado agua para su molino en tanto le ha convenido hacerlo, incluso y si mal no recuerdo, estando carne y uña en algún momento.
Los intereses económicos son enormes, formidables, poderosos, anónimos también, porque por más que pretendan enrostrarles una identidad, lo cierto es que se mantienen ocultos operando entre sombras y sirviendo a unos y otros por igual, sin escrúpulo alguno, dirían: "no es nada personal, son solamente negocios".
Las famosas rutas del dinero mal habido, existen desde siempre, los actores van cambiando pero la estructura permanece. Dineros que podrían llevar alivio a tantos necesitados de nuestra nación. Pueblos originarios, comunidades marginadas, minorías varias, van sufriendo distintas formas de violencia. La violencia tangible y desalmada, pero también la silenciosa y corrosiva.
Cuesta entender por que sucede lo que nos sucede. ¿Por qué 2 y 2 no son cuatro? ¿Por qué mi verdad no es la misma que la de mi semejante? ¿En qué momento se encendió la mecha de este odio y desprecio acérrimo por aquel que piensa distinto? ¿Por qué no podemos construir desde el diálogo y la exposición de nuestros puntos de vista, de nuestras vivencias, de nuestros sentires, de nuestras experiencias? Tan distintos no somos. A todos (a la gran mayoría) nos cuesta y mucho, ganarnos el sustento. Cobramos el sueldo y ya tememos cuanto podrá durarnos. Pero también sé, no soy ingenuo ni estúpido, que hay muchos argentinos que no cuentan con ese sueldo y sobreviven como pueden, o dependen de la limosna del estado, que vilmente los mantiene cautivos de un sistema perverso, donde para poder mantener "esa limosna" debe rebajarse a perder su dignidad, porque eso es lo que ha logrado este sistema de gobierno corrupto y cínico. Enajenando finalmente a una gran "masa" de ciudadanos que terminan repitiendo una formulita, que como un mantra partidario, supone la salvación de la barbarie antinacional.
En fin, lo cierto es que hay tanta tela para cortar en esta cuestión política, que podría escribir la noche entera, pero solamente pretendo trazar, al menos para mí, una ruta de pensamiento para poder mantener mi cordura de cara al próximo y definitivo proceso eleccionario.
Insisto, muchas persona que me son cercanas, tal vez no se atrevan a leerme y si me leen, no me lo hacen saber, tal vez porque o bien temen discutir o porque piensen directamente que estoy equivocado. En cualquier caso no tengo oportunidad de saber que piensan de mí y lo que escribo, que es como pienso, que es lo que siento, que es en definitiva lo que soy.
Me gusta escribir, pero sobre todo me gusta pensar, porque el pensamiento es un acto de libertad suprema. La imaginación es una de las mejores herramientas de la que dispone el hombre a la hora de trascender, de dejar huella. Pero es cierto también que si en este acto de libertad, se elige la verdad, esa libertad puede sentirse amenazada.
Tengo experiencia que cuando se elige la verdad, la propia verdad, en libertad, algunos ceños se fruncen, otras caras se dan vuelta. Pero es lo que uno se debe a sí mismo. Yo siento que me lo debo. No puedo mentirme entonces. Porque si ofrezco leer un poema, un relato o muestro un dibujo, una pintura, una fotografía y alguien me dice lo que piensa, me hace bien saber que eso que yo creé ha sido considerado por alguien. Pero si eso que expongo, se trata acerca de mis valores y principios, y entonces no obtengo respuesta, ya no se que pensar.
Aquí seguiré mientras tenga algo para decir.
Buenas noches



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