miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿No tenés dos marrones?

Ese hombre
de andar tambaleante y mirada perdida
se acercó y dijo:
"Hermano ¿no tenés dos marrones?
vivo en la plaza y en el tren
como lo que me dan, lo que encuentro
soy borracho y no me importa
dos marrones nada más
son para el vino, sabés!
Yo antes fui boxeador
de los buenos
mis peleas salían en la tele
pero ahora estoy tirado hermano
tirado, sin nada.
La cana no me jode
y acá me deja dormir.
Tengo familia, muy lejos
y hace mucho que no la veo
mi señora, los pibes...hace mucho"
Sus ojos
brillantes de tristeza y nublados de alcohol
miraban lejos
como buscando algo que no aparecía.
Me agarró el hombro y en un suspiro dijo:
"...lo que me falta es hablar con la gente
eso me falta hermano, hablar con la gente
pero, a un borracho ¿quién se le arrima?"
¿Qué le podía decir? si tenía razón.
Poniendo en sus manos
los arrugados billetes, le dije:
tomá, cuidáte
que a la gente poco o nada le importa
si te pisa la cabeza cuando estás tirado.
Con una sonrisa quebrando su facción
me despidió:
"chau, que Dios te bendiga hermano"
y yo pensé que ya lo había hecho
al estrechar esa mano.



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